miércoles, 21 de octubre de 2009

Burbuja

De pequeña, y no tan pequeña, quería ser esa cosita tan mona de coletas rubias y ojos y vestido azules que combatía a los malos muy graciosamente y hablaba con las ardillas, y tenía dos hermanas, y juntas formaban las Supernenas.

De pequeña, y no tan pequeña, me encantaba jugar con agua y jabón y ese artefacto con forma de aro que, si soplabas a través de él, creaba montones de pompas y pompas que a veces eran de colorines si les reflejaba el sol y que, si tenías cierta maña soplando, le podías dar alguna forma distinta a la esfera transparente de siempre.

De pequeña, y no tan pequeña, me lo pasaba en grande soplando el chicle para formar globos más y más grandes, tan grandes que, si te explotaban sin que los controlaras, se te quedaban pegados a la nariz. Tal vez mi récord fueron veinte chicles, y no de los pequeños, de una sola vez. Me salió un globo perfecto: era enorme, me tapaba media cara, ¡y logré meterlo adentro sin que se me explotara!

De pequeña, y no tan pequeña, deseaba vivir en una burbuja de plástico, como los hámsters, aterrorizada por los miles y miles de microscópicos bichejos con enormes colmillos y ojos inyectados en sangre (¿alguien ha visto Érase una vez... el cuerpo humano ?) que podían atacarme y, lo que era aún peor, ponerme enferma. Además, en mi burbuja de plástico, los golpes rebotarían, y nadie me molestaría porque no podrían llegar a mí.

Ahora que no soy pequeña, descubro que las Supernenas no pueden con todos los malos; que las pompas de jabón, de efímera existencia, acaban explotando; que el chicle se te pega al pelo, y que las burbujas de plástico no son muy prácticas para vivir y, además, no protegen de todo en esta vida.

Aún así, a fuerza de creer en las burbujas, he ido creando la mía propia. Es mucho más transparente que las de plástico -algunos la llamarían invisible- y mucho más etérea, aunque por desgracia no tan efímera, que las de jabón. Con lo cual, aunque desde el exterior creas que has logrado pasar a través de ella, que me has alcanzado, desengáñate; no lo has hecho, no.

Como la vida es difícil con las personas-burbuja, no mucha gente perdura a su lado. Como no les resulta fácil relacionarse con su entorno, las personas-burbuja son independientes y poseen un universo propio, así que a la larga no creen necesitar el real.

Pero un bichejo de aún más feroces colmillos y ojos más malévolos ha logrado burlarse, y ha anidado en mi corazón.

¿Alguien viene a salvarme de mi propio yo?

2 comentarios:

  1. Yo también era una chica-burbuja hasta hace no demasiado, pero alguien hizo que explotara y me diera cuenta de lo absurdo que es encerrarse en una misma : )

    Lo más curioso de las burbujas de jabón es que pueden sobrevivir al ataque de cualquier arma, pero con algo tan isnignificante y cotidiano como es el calor ¡PLAF! se convierten en diminutas partículas.

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  2. Por muy fuerte que creas que hayas hecho tu fortificación, siempre tendrá algunas grietas, pequeños resquicios por los que podrá introducirse la esencia de un alma...

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