domingo, 8 de noviembre de 2009

Suspiro

No podía soportarlo más. Se acercó a ella, sin saber qué hacer. Es decir, sí sabía qué hacer, pero no sabía si debía hacerlo. Las lágrimas de Bloom eran una orden superior que no podía desobedecer. Suavemente, la cogió del hombro, le dio la vuelta y la abrazó fuertemente.El primer impulso de Bloom fue deshacerse del abrazo, pero también ella se dejó acoger por él. Siguió llorando con fuerza, pero ahora Boreman la sostenía. Le acarició el pelo y le susurró palabras de consuelo.Pasado un rato, Bloom se quedó seca. Entonces se separaron y se miraron a los ojos. Boreman los cerró enseguida, como temiendo lo que podría hacer si los mantenía abiertos. Bloom, los ojos brillantes, las manos temblorosas, se acercó a él, hasta colocar su boca al lado de su oído.
-Robert...-aquella palabra sonó como un suspiro.

Amy se encontraba en la cafetería tomando un refresco. Lo sorbía a través de una pajita con gesto de concentración. Las implicaciones de lo que creía acabar de haber descubierto eran peligrosas. Su razón y su mente se retorcían buscando la lógica en aquel asunto. Era imposible, claro. Las leyes humanas no están hechas para el corazón.Cuando acabó su refresco, se quedó con él en la mano, mirándolo fijamente. Nada tenía explicación. Pero era su amiga. Ella la conocía; aquello tenía que ser importante. Es decir, Bloom no había tenido más remedio. ¿Cómo había dicho...? “¿Cómo te sentirías, Amy, si te dieras cuenta de que sientes algo muy fuerte por una persona, pero el solo hecho de pensar en tener algún tipo de relación con esa persona fuera impensable?”Amy no podía imaginárselo siquiera. Tenía que ser tan difícil... Ahora entendía muchas cosas. Imágenes de una ojerosa Bloom pasaron a través de su mente. Amy se mordió el labio para contener las lágrimas.

En la habitación, Boreman, a pesar del tremendo esfuerzo que le supuso, había dado un paso atrás para librarse del hechizo cautivador de Bloom. Con los puños apretados y los hombros hacia arriba a causa de la fuerza que tenía que hacer, se puso de espaldas a ella.
-Basta. Basta, por favor.
Bloom, como si fuera un robot pre-programado, volvió a acercarse.
-Robert...-le susurró al oído, en tono de súplica.
Él apretó los dientes. Ella era una hechicera, y él no podía resistirse a su magia.
-Te lo pido por favor-su voz era como la de un chiquillo asustado.Se dio la vuelta para mirarla de frente. Ella negó con la cabeza. Se acercó a él y, con tanto mimo como quien toca un tesoro, posó sus manos en su pecho. Boreman tembló. Bloom le miró, con aquellos ojos azules de cielo infinito y pacífico, y posó sus labios sobre los suyos, en un beso fugaz pero tierno.
-Bloom...-suspiró él esta vez.